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EXPLORAMOS

ESTE TEMA ES SOBRE OPERACIONES COMBINADAS CON NÚMEROS ENTEROS, EN ESTA SECCIÓN ENCONTRARÁS INFORMACIÓN PARA APLICAR EL TEMA EN SOCIEDAD , TE INVITO A QUE DISFRUTES Y QUE AL TERMINAR CONTINÚES AL EXPLICAMOS CON LAS FLECHAS EN EL INFERIOR.

EN LA VIDA COTIDIANA

Los sistemas de medida nos permiten comercializar, construir, movilizarnos, investigar, para la seguridad, para vestirse, para comprender y controlar procesos químicos, físicos y biológicos del mundo en que vivimos.  Por estas razones, la historia del mundo y el desarrollo de la civilización humana podrían ser contados por 

En nuestra vida cotidiana en ocasiones realizamos operaciones sin darnos cuenta, un ejemplo es si queremos hacer un inventario de las cosas que tenemos en nuestra casa ejemplo

medio de la historia de la medida, las medidas están presentes permanentemente en nuestra vida cotidiana. Independientemente de la cultura, la religión o la política, en todos los países del mundo, el aprendizaje de la medida hace parte del proceso escolar, su importancia no solo es en el contexto social sino también en el avance científico.

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Las cosas que vienen en pares

Zapatos, medias y guantes vienen «en pares», así como también algunos otros objetos de la vida diaria. Si tenemos ocho pares de zapatos para lustrar, ¿cuántos zapatos son? – Así podemos introducir los conceptos de «el doble» y «la mitad».

Haciendo compras

Cuando nuestros hijos eran pequeños, un panecillo costaba diez céntimos. Entonces fue fácil para ellos, ir a la tienda con seis monedas de diez céntimos y calcular que con eso podían comprar seis panes.

Esta fue una de las primeras operaciones matemáticas que ellos realizaron, aun antes de saber leer o escribir números.

 

Más tarde aprendieron que dos monedas de diez céntimos valen «veinte», tres monedas valen «treinta», etc; y así aprendieron a contar de diez en diez.

 

Durante esa etapa intentamos siempre tener suficientes monedas de diez céntimos a la mano, para no complicar sus cálculos con monedas de otros valores. Después aprendieron que existe una moneda de veinte céntimos que vale igual como dos monedas de diez; y que existe una moneda de cincuenta céntimos que vale igual como cinco monedas de diez; etc; y así aprendieron poco a poco a cambiar monedas y a entender su valor.

 

Por un buen tiempo, su «unidad básica» en estos cálculos seguía siendo el pan: «¿Cuántos panecillos puedo comprar con eso?» O cuando escucharon que un litro de leche cuesta S/.1.20: «¿Cuántos panes son eso?» Así practicaron sumas (una moneda de cincuenta más una moneda de veinte son 5 + 2 = 7 panes) y restas (tengo un sol (10 panes) y compro 8 panes, ¿cuánto recibo de vuelto?).

 

Como «añadidura» aprendieron a hacer las mismas operaciones con decenas, puesto que tuvieron que calcular a base de monedas de diez céntimos. – Unos años más tarde subió el precio del pan, y entonces en una tienda vendieron por ejemplo «ocho panes por un sol», y en otra tienda «siete panes por un sol». Esta ya no era una proporción tan fácil, entonces se presentó el desafío de calcular con estas nuevas proporciones: Si me dan 7 panes por un sol, ¿cuánto recibo por 3 soles? – De los panes que cuestan ocho por un sol, ¿cuánto cuestan veinte panes? – Así nuestros hijos se iniciaron poco a poco en la multiplicación, la división, y el cálculo con proporciones.

 

Ellos nunca dificultaron en el tema de las proporciones (a diferencia de muchos niños escolares), porque tuvieron suficientes experiencias concretas que involucran proporciones.

Cabe notar que nuestros hijos realizaron todas estas operaciones mencionadas sin libros ni cuadernos, solamente calculando mentalmente. Aunque tenían aparte un cuaderno donde a veces

les dimos unos ejercicios más sistemáticos, o les hicimos anotar unos principios fundamentales, para ayudarles a entender los conceptos matemáticos de manera ordenada – pero en comparación con los niños escolares, ellos tuvieron mucho menos necesidad de tales ejercicios, porque su entendimiento ya había sido preparado con sus experiencias prácticas. Además, desarrollaron buenas capacidades de cálculo mental – algo que les hace falta a la mayoría de los alumnos del sistema escolar.

Por supuesto que ellos compraron también otras cosas, no solamente panes. Así tuvieron muchas oportunidades de sumar precios de leche, fideos, verduras, lápices, borradores, etc; de comparar precios, calcular cambios, hacer presupuestos, etc. Los problemas prácticos que se presentaron al hacer compras, incluyeron situaciones como esta: En una tienda ofrecen tres huevos por un sol. En otra tienda venden un kilo de huevos a cinco soles. ¿Dónde son más económicos? – Para encontrar la respuesta, tuvieron que descubrir primero cuántos huevos son un kilo, y después encontrar una manera de comparar los precios. Obviamente, este problema también está relacionado con proporciones.

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